domingo, 23 de enero de 2011

cita 9: postulados

I.-El cuerpo humano se compone de muchísimos individuos (de diversa naturaleza), cada uno de los cuales es muy compuesto.

II.-Algunos de los individuos que componen el cuerpo humano son fluidos; otros, blandos y otros en fin, duros.

III.-Los individuos que componen el cuerpo humano (y por consiguiente, el cuerpo humano mismo) son afectados de muchísimas maneras por los cuerpos exteriores.

IV.-El cuerpo humano necesita, para conservarse, muchísimos otros cuerpos, y es como si éstos lo regenerasen continuamente.

V.-Cuando una parte fluida del cuerpo humano es determinada por un cuerpo externo a chocar frecuentemente con otra parte blanda, altera la superficie de ésta y le imprime una suerte de vestigios del cuerpo externo que la impulsa.

VI.-El cuerpo humano puede mover y disponer los cuerpos exteriores de muchísimas maneras.

Ética, Baruch de Espinoza

domingo, 16 de enero de 2011

cita 8: anónimo


(...) El cuerpo no es un dato biológico ni objetivo,
es una actividad perceptiva y por tanto significativa, que no puede ser aislada de su campo de relaciones, del campo del que tanto yo como el otro participamos. “Un campo no excluye a otro campo, como un acto de la consciencia, por ejemplo una decisión excluye otra, sino que tiende incluso a multiplicarse, ya que es la apertura a través de la cual me hallo expuesto al mundo”. Por eso una subjetividad, concebida desde su encarnación, no puede ser absoluta, siempre está implicada en un determinado mundo natural y humano. “El cuerpo del otro y el mío son un todo, el derecho y el revés de una existencia anónima de la que mi cuerpo es en cada momento el trazo y que habita los dos cuerpos a la vez”. La intersubjetividad no es el puente entre nuestras conciencias: es nuestra intercorporeidad constitutiva, en tanto que sujetos anónimos de la percepción.


ANONIMATO Y SUBJETIVIDAD. UNA LECTURA DE MERLAU-PONTY de Marina Garces.


cita 7: schwarzer block

viernes, 7 de enero de 2011

cita 6: política de la singularidad

"Yo devengo, me vuelvo una singularidad cualquiera. Un juego se insinúa entre mi presencia y todo el aparato de cualidades que me están ordinariamente vinculadas.
En los ojos de un ser que, presente, quiere estimarme por lo que yo soy, saboreo la decepción, su decepción por ver que he devenido tan común, tan perfectamente accesible.
En los gestos de otro, es una inesperada complicidad. Todo lo que me aísla como sujeto, como cuerpo dotado de una configuración pública de atributos, siento que se derrite.
Los cuerpos se deshilachan en su límite. En su límite, se indistinguen. Barrio tras barrio, lo cualquiera arruina la equivalencia.
Y yo alcanzo una desnudez nueva, una desnudez impropia, como vestida de amor.

(…)

Necesito devenir anónima. Para estar presente.
Más soy anónimo, más estoy presente.
Necesito zonas de indistinción para acceder a lo Común.
Para no reconocerme ya en mi nombre. Para no escuchar en mi nombre sino la voz que lo llama. Para hacer consistir el cómo de los seres, no lo que son, sino cómo son lo que son.
Su forma-de-vida.
Necesito zonas de opacidad en donde los atributos,
incluso criminales, incluso geniales,
ya no se separen de los cuerpos.

(…)

Devenir cualquiera. Devenir una singularidad cualquiera, no está dado.
Siempre posible, pero nunca dado.
Hay una política de la singularidad cualquiera.
Que consiste en arrancar al Imperio las condiciones y los medios,
incluso intersticiales,
de experimentarse como tal.
Es una política, porque supone una capacidad de enfrentamiento, y porque una nueva agregación humana le corresponde.
Política de la singularidad cualquiera: liberar esos espacios en los que ningún acto ya es
asignado a ningún cuerpo dado.
Donde los cuerpos reencuentran la aptitud al gesto que la sabia disposición de los
dispositivos metropolitanos –ordenadores, automóviles, escuelas, cámaras, portátiles,
gimnasios, hospitales, televisiones, cines, etc.– les había disimulado.
Reconociéndolos.
Inmovilizándolos.
Haciendo que giren en el vacío.
Haciendo existir la cabeza separadamente del cuerpo.
Política de la singularidad cualquiera.
Un devenir-cualquiera es más revolucionario que no importa qué ser-cualquiera.
Liberar los espacios nos libera cien veces más que no importa que "espacio liberado".
Más que de poner en acto un poder, gozo de la puesta en circulación de mi potencia.
La política de la singularidad cualquiera reside en la ofensiva.
En las circunstancias, los momentos y los lugares en los que serán arrancados
las circunstancias, los momentos y los lugares de un anonimato tal, de una parada momentánea en estado de simplicidad, de un anonimato tal, la ocasión de extraer de todas nuestras formas la pura adecuación a una presencia,
la ocasión de estar y ser, al fin,
ahí."
Comment faire ? Último artículo de Tiqqun 2 (2001)

cita 5: Manera manantial


"La manera no es ni género ni individuo: es un ejemplar, esto es, una singularidad cualsea. Es probable, entonces, que el término maneries no derive de manere (para expresar la permanencia del ser en sí mismo, la mane plotiniana, los medievales decían manentia o mamio) ni de manus (como quieren los filólogos modernos), sino de manare y así indicaría el ser en su surgimiento. Según la escisión que domina la ontología occidental, no se trata ni de una esencia ni de una existencia, sino de una manera manantial; no es un ser que es en este o aquel modo, sino un ser que es el modo de ser propio,y por tanto, aún siendo singular y no indiferente, es múltiple y vale por todos.


(…)


El ser que no permanece bajo sí mismo, que no se presupone a sí como una esencia escondida, que el azar o el destino empujarán después al suplicio de las cualificaciones, sino que expone en él y sin residuos su así, un tal ser no es accidental ni necesario, sino que, por así decirlo, es continuamente generado según su propia manera.


(…)


Quizás el único modo de comprender este libre uso de sí, que no dispone sin embargo de la existencia como de un a propiedad, es aquel de pensarlo como un hábito, un ethos. Ser generado según la propia manera de ser es, desde luego, la definición misma del hábito (por esto los griegos hablaban de una segunda naturaleza): ética es la manera que no nos sucede, ni nos funda, sino que nos genera. Y este ser generado de la propia manera es la única felicidad verdaderamente posible par a los hombres."



Fragmentos de: VII Maneries, "La comunidad que viene" (1996) Giorgio Agamben


miércoles, 5 de enero de 2011

cita 4: cuerpo(s)

2


El cuerpo es material. Es aparte. Distinto de los otros cuer-

pos. Un cuerpo empieza y termina contra otro cuerpo.

Incluso el vacío es una especie muy sutil de cuerpo.


"58 indicios sobre el cuerpo" (2007) Jean-Luc Nancy

lunes, 3 de enero de 2011

cita 1: Cualsea



1
Cualsea

El ser que viene es el ser cualsea. En la enumeración escolástica de los trascendentales (quodlibet ens est unum, verum, bonum seu perfectum, cualquiera ente es uno, verdadero, bueno o perfecto), el término que condiciona el significado de todos los demás, a pesar de quedar él mismo impensado en cada caso, es el adjetivo quodlibet. La traducción habitual en el sentido de «no import a cuál, indiferentemente» es desde luego correcta, pero formalmente dice justo lo contrario del latín: quodlibet ens no es «el ser, no importa cuál», sino «el ser tal que, sea cual sea, importa»; este término contiene ya desde siempre un reenvío a la voluntad (libet): el ser cual- se-quiera está en relación original con el deseo.
El cualsea que está aquí en cuestión no toma, desde luego, la singularidad en su indiferencia respecto a una propiedad común (a un concepto, por ejemplo: ser rojo, francés, musulmán) , sino sólo en su ser tal cual es. Con ello, la singularidad se desprende del falso dilema que obliga al conocimiento a elegir entre la inefabilidad del individuo y la inteligibilidad del universal. Pues lo inteligible, según la bella expresión de Gerson, no es ni el universal ni el individuo en cuanto comprendido en un a serie, sino <<la singularidad en cuanto singularidad cualsea». En ésta, el ser-cual está recobrado fuera de su tener esta o aquella propiedad, que identifica su pertenencia a este o aquel conjunto, a esta o aquella clase (los rojos, los franceses o los musulmanes); el ser-cual está retomado no respecto de otra clase o respecto de la
simple ausencia genérica de toda pertenencia, sino respecto de su ser-tal, respecto de la pertenencia misma. Así, el ser-tal que permanece constantemente escondido en la condición de pertenencia (existe un x tal que pertenece a «y») y que en modo alguno es un predicado real, sale él mismo a la luz: la singularidad expuesta como tal es cual-se-quiera, esto es, amable.
El amor no se dirige jamás hacia esta o aquella propiedad del amado (ser blanco, pequeño, dulce, cojo), pero tampoco prescinde de él en nombre de la insípida abstracción (el amor universal): quiere la cosa con todos sus predicados, su ser tal cual es. El amor desea el cual sólo en tanto que es tal y éste es su particular fetichismo. Así, la singularidad cualsea (lo Amable) no es jamás inteligencia de algo, de esta o aquella cualidad o esencia, sino sólo inteligencia de una inteligibilidad. Ese movimiento, que Platón describe como la anamnesis erótica, transporta el objeto no hacia otra cosa y otro lugar, sino a su mismo tener lugar, hacia la Idea.


"La comunidad que viene" (1996) Giorgio Agamben
Edición: Pre-Textos 2006

Lluvia de ideas

La idea de estas primeras entradas es compartir textos, imágenes y referencias sin un orden concreto....